Utilización de la bicicleta y calidad del aire en las ciudades

Informe de la ECF, sobre la relación entre utilización de la bicicleta y calidad del aire.

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Resumen ejecutivo (traducción):

La contaminación del aire es uno de los principales problemas que preocupan tanto a ciudadanos como a políticos, especialmente en la pobre calidad del aire y en cómo afecta a la calidad de vida en las áreas metropolitanas.

Por todos es reconocido que el transporte juega un papel determinante en la contaminación atmosférica de las ciudades, afectado a la salud pública. Sin embargo controlar las emisiones procedentes del transporte por carretera en las ciudades no es una tarea sencilla, ya que depende de muchos factores como las tecnologías empleadas por los vehículos, el tipo de combustible, el tamaño de los vehículos y la manera de conducir.

Las tecnologías que reducen por sí solas las emisiones, son insuficientes para cumplir los objetivos de calidad del aire en las ciudades. Y así ha quedado demostrado por los estándares Europeos esperados en reducción de emisiones contaminantes. Por tanto, es necesario ampliar el foco de este tipo de análisis para llegar a observar el punto de vista de la demanda de transporte, con el objetivo de reducir estas emisiones, desarrollando estrategias más sostenibles en nuestros sistemas de transporte.

En línea con esta postura, cada día se pueden encontrar más medidas que fomentan el uso de la bicicleta en numerosas ciudades del mundo. Este estudio, se ha realizado para comprender mejor cómo las medidas de fomento del uso de la bicicleta, pueden tener un papel importante en la mejora de la calidad del aire, para lo que se han analizado variables relacionadas con el incremento del uso de la bicicleta. Este análisis se ha llevado a cabo tanto acerca de las medidas implementadas para incrementar el uso de la bicicleta, como las medidas emprendidas para reducir la utilización del transporte motorizado.

El ejemplo más representativo de este tipo de medidas de incremento del uso de la bicicleta es la implantación de servicios de bicicleta pública o compartida, así como la construcción de infraestructuras ciclistas segregadas, parking para bicis y medidas de integración de la bicicleta y el transporte público.

Respecto a las medidas dirigidas a reducir el uso del transporte motorizado, las más famosas son el sistema de tasas por congestión del tráfico, zonas de bajas emisiones, estacionamiento regulado y el incremento del coste de los vehículos.

Para este estudio, se han escogido cinco ciudades europeas, para intentar comprender como las medidas de fomento del uso de la bicicleta pueden mejorar la calidad del aire. Las cinco ciudades seleccionadas son Antwerp, Londres, Nantes, Sevilla y Thessaloniki, todas ellas reconocidas por ser ciudades en las que se han implementado positivamente medidas para buscar alternativas al transporte privado motorizado a través del uso de la bicicleta, aunque en distinto grado.Todas estas ciudades, a excepción de Thessaloniki, citan medidas de desarrollo del fomento de la bicicleta dentro de sus Planes de Calidad del Aire.

En el análisis de los porcentajes de utilización de los diferentes medios de transporte, las ciudades con infraestructuras ciclistas bien conocidas y desarrolladas como Antwerp y Sevilla muestran los mayores incrementos de utilización de la bicicleta respecto a los años anteriores y además el mayor número de personas que utilizan la bicicleta.

Sevilla espera alcanzar una reducción de 4 μg/m3 en su media anual de NO2 en 2020 debido a la implementación de un paquete completo de medidas de gestión de la demanda del tráfico, incluyendo el uso de la bicicleta.

La parte final del presente estudio ofrece un completo análisis del impacto del uso de la bicicleta, cuando supone un alejamiento de la utilización del coche privado, para mejorar la calidad del aire (NO2, PM10 y dióxido de carbono) en tres de las ciudades analizadas (Antwerp, Londres y Thessaloniki).

El análisis muestra cómo el cambio del vehículo privado motorizado a la bicicleta produce reducciones notables en las emisiones de NOx, PM10 y dióxido de carbono, con resultados diferentes dependiendo de la situación del tráfico en cada ciudad. Estas reducciones significan una directa mejoría de la calidad del aire. Además, este análisis ha sido complementado con un análisis del incremento de la salud pública producida por la reducción en la concentración de partículas en suspensión en el aire.

La principal conclusión de este estudio es que las medidas que fomentan el uso de la bicicleta, pueden mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades, como parte de un paquete de medidas cuyo objetivo sea reducir el tráfico rodado motorizado. Aun así, si únicamente se implementan medidas para cambiar el tipo de transporte utilizado, hay casos en los que no se alcanzan los valores mínimos de calidad del aire europeos. Por este motivo, para elevar la calidad del aire de forma significativa y suficiente deberían combinarse medidas técnicas  y no técnicas: fomentar el cambio a modos de transporte no motorizados, y reducir las emisiones del resto del tráfico, como  del transporte público y los vehículos de reparto.

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