Este tipo de sistemas de bicicleta compartida está causando graves problemas debido a su masificación, a su forma de dejar las bicicletas aparcadas en cualquier lugar utilizando el espacio público para una actividad empresarial privada y en consecuencia 12 ciudades Chinas han anunciado que suspenderán nuevos lanzamientos de estos sistemas.
Este tipo de sistemas ya está desembarcando en Madrid y se prevé que lo haga también en Barcelona y otras ciudades españolas. Y aunque el impacto inicial pueda ser beneficioso por dar mayor visibilidad al uso de la bicicleta de forma masiva, las experiencias tanto en las ciudades chinas como en otras ciudades europeas como Londres o Manchester revela que a medio plazo generarán problemas de ocupación de la vía pública, conflictos con los viandantes y todo ello agravado por ser bicicletas sin cambios y muy pesadas que provocarán que en las ciudades españolas con mayores desniveles todas las bicicletas aparezcan en la parte más baja de cada ciudad.
Todas estas circunstancias harán que a largo plazo se deteriore la imagen de la bicicleta como solución de movilidad sostenible y saludable en nuestras ciudades, porque no debemos engañarnos, estas bicicletas ocuparán las aceras y zonas peatonales en un país como el nuestro que se distingue por un mayor nivel de desplazamientos a pie respecto al resto de Europa y por supuesto respecto a China.